Puede que en un primer momento pienses en el tacto como una forma de activar o potenciar tus zonas erógenas o las de tu pareja, pero hay mucho más e incluso, según la persona, mejores. Por norma general, además de las manos, suele funcionar muy bien utilizar los labios para hacer caricias, la respiración contra el cuerpo del otro o algún elemento externo como una venda para los ojos, ya que al tapar el sentido de la vista, se potencian los demás, y activan el cerebro.
Vamos a contestar ahora algunas de las preguntas más habituales sobre las zonas erógenas. ¡No te quedes con ninguna duda!
¿Las zonas erógenas son las mismas en todas las personas? En principio, las zonas erógenas son bastante parecidas en todas las personas, pero cada uno tiene sus propias preferencias. Para saberlo, es bien sencillo: basta con preguntar a tu pareja qué partes de su cuerpo son más sensibles al erotismo. Si te da vergüenza, te recomendamos que empieces con besos y caricias por su cuerpo y observes atentamente las reacciones de su cuerpo.
¿Cómo se desarrollan las zonas erógenas? Hay una parte de innato y otra de adquirido, es decir, una sensibilidad natural desarrollada en algunas zonas, mientras que otras partes del cuerpo se sensibilizan con el tiempo, desde la infancia. Algunos estudios han revelado que, en ese punto, el contacto físico de la madre en sus primeros años influye en la percepción sensorial. Así, un bebé que haya tenido caricias funcionales sin cariño no guardará recuerdos agradables en la piel y tendrá menos confianza en sí mismo, y lo mismo a la inversa. Parece que los bebés niñas reciben más caricias y besos que los bebés niños, lo que explicaría que las mujeres tengan más zonas erógenas que los hombres.
¿Siempre suscitan placer las caricias en las zonas erógenas? Todo depende del grado de concentración de la persona en los preliminares. Si estás totalmente relajada y preparada para recibir la atención de tu pareja, las zonas erógenas que sean tocadas provocarán mucho placer y excitación. Por el contrario, si estás estresada, crispada o preocupada, todo tu cuerpo estará a la defensiva. Estos tocamientos en las partes sensibles pueden provocar cosquillas o una verdadera reacción de rechazo muy desagradable. Así pues, no es raro que a algunas mujeres les de risa en los preliminares, lo que podría conducir a una situación algo lejos de la deseada.
Como supondrás, para disfrutar de tus zonas erógenas solo necesitas una cosa: ¡ganas! Y es que hay mil formas para ello, y no en todas ellas interviene otra persona. Puedes hacerlo tú misma a través de la masturbación femenina, o también podéis probar con algún juguete sexual como unos buenos vibradores, que puede hacerte descubrir en cualquier momento y lugar unos niveles de placer que ni siquiera eras consciente de que existían.
Evidentemente, las zonas erógenas son muy sensibles, y al igual que nos pueden dar placer, nos pueden provocar sensaciones desagradables. Eso sucede, sobre todo, cuando baja el nivel de excitación, especialmente después del orgasmo. Por ello es recomendable evitar insistir con los besos, lameduras, caricias o tocamientos en las zonas erógenas primarias, como el clítoris, los pezones o el glande. Por lo tanto, es importante respetar el corto período llamado “refractario”, durante el cual la pareja deja de estar excitada. Ese es el momento perfecto para disfrutar de un romántico after sex y, por qué no, ponerse un poco románticos…
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