La historia de Murtaza Ahmadi, el “pequeño Messi afgano”, emocionó a todo el mundo en 2016. Pero tras el sueño de haber conocido a la estrella de futbol, el niño comparte hoy la pesadilla de los innumerables desplazados por el conflicto con los talibanes.
La imagen inundó los medios y las redes sociales. Murtaza, de seis años, portaba una camiseta de futbol hecho de bolsas de plástico con rayas celestes y blancas, los colores de la selección argentina. En el dorso, el nombre de la estrella del FC Barcelona y su famoso número 10, escrito con rotulador.
El argentino le ofreció luego el uniforme completo del FC Barcelona, una camiseta dedicada por toda la selección albiceleste y un balón.
Pero este momento de pasajera felicidad quedó rápidamente disipado. Su familia fue obligada a huir en noviembre del distrito de Jaghori, ante la ofensiva de los talibanes en la provincia de Ghazni, al sur de la capital afgana.
La madre de Murtaza relata la precipitada huida tras haber escuchado disparos.
Su familia Ahmadi pertenece a la etnia hazara, de confesión chiita. En Jaghori, los talibanes, sunitas, llevaron a cabo una operación militar contra algunas milicias hazara, obligando a huir a unas cuatro mil familias, según la ONU.
El miedo fue aún mayor para la familia Ahmadi, que afirma que los insurgentes buscaban a Murtaza.
Durante su huida, Shafiqa cuenta que escondía el rostro de su hijo para que no fuera reconocido.
Entre las cosas que tuvieron que abandonar, están los regalos de Leo Messi, que el padre, que permanece en Jaghori, conserva preciosamente.
Aunque las fuerzas de seguridad repelieron la ofensiva talibán, los Ahmadi no se sienten seguros.
La familia había huido al vecino Pakistán para pedir asilo “en cualquier país seguro”, pero tuvo que retornar a Jaghori pues no había “ni dinero ni trabajo en Pakistán”.
Por su lado, Murtaza, quiere volver a recuperar su uniforme y su balón de fútbol, para “jugar con él”.
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