El conejo no es solo un lindo animal para ser tu mascota porque al ajillo sabe delicioso y así puedes cocinarlo.
Ingredientes:
- Un conejo de 1,5 Kg ya troceado
- 1 cabeza de ajo (8-10 dientes de ajo)
- 200 ml. de vino blanco
- 150 ml de aceite de oliva virgen extra
- Un ramillete de tomillo fresco (opcional)
- Sal y pimienta negra recién molida (al gusto de cada casa)
- Conejo para la guarnición: 4 patatas medianas
- Comenzamos por aderezar el conejo con sal y pimienta, y lo dejamos reposando hasta que lo cocinemos. Pelamos los dientes de ajo, unos 8-10 suelen traer las cabezas.
- Para que suelten más sabor vamos a estallarlos ligeramente. Bastará con presionar sobre el diente de ajo con el cuchillo, hasta que oímos que se rompe. Reservamos.
- En una cazuela ancha y plana, vertemos una lámina de aceite de oliva virgen extra y calentamos a fuego medio. En cuanto coja temperatura, añadimos los ajos y bajamos a fuego bajo (nivel 4 de 10). Queremos que los ajos se vayan tostando poco a poco, soltando todo su sabor al aceite pero sin que se arrebaten o pasen de punto.
- Tras 5-6 minutos podemos retirar los dientes de ajo, que reservamos para más adelante.
- Subimos ahora el fuego y en cuanto el aceite esté caliente comenzamos a freír el conejo vuelta y vuelta. Cocinamos hasta que vemos que están bien doraditos los trozos de carne.
- Vertemos ahora el vino y dejamos que cueza para que se vaya evaporando el alcohol. Pasados 5 minutos se habrá formado una salsa entre el aceite, el vino y los jugos que fue soltando el conejo.
- Incorporamos de nuevo los dientes de ajo que teníamos reservamos y opcionalmente podemos añadir alguna hierba fresca aromática. Yo le he añadido un pequeño ramillete de tomillo fresco, que le queda perfecto a los guisos de conejo.
- Tapamos y cocinamos a fuego medio durante 20 minutos. En ese tiempo la salsa se irá espesando y adquiriendo una textura ligeramente cremosa. A mitad de cocción podemos darle la vuelta a alguna pieza de carne que sobresalga de la salsa.
- Servimos calentito en la mesa
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